Vínculos insospechados

      La cohesión de estas cuatro obras anteriores consiste en una progresión de acuerdo al desarrollo en la historia del arte Latinoamericano que comienza con la búsqueda de la identidad de una nación, el deseo común más la identidad particular Río Platense que se comienza a constituir en la independización y en la legitimación de costumbres y en el reconocimiento del paisaje autóctono como se puede apreciar en la pintura de Figari como es la representación de la Pampa, la relación entre población mestiza y la población negra, esclava o tambos, y de la soledad que se pueda experimentar en los campos de la Argentina o en la Pampa uruguaya de principios del siglo XX, la figura del caballo, del gaucho y de la naturaleza son importantes para entender el sentimiento que se quiere expresar dentro del contexto histórico argentino y uruguayo. Cabe mencionar que el desarrollo artístico involucra las innovaciones que inserta como problemáticas, el tratamiento de la superficie, como es el contenido del soporte, el inicio de la abstracción en el arte argentino, pluralidad de líneas de trabajo, efectos cromáticos y lumínicos, experimentación con técnicas y descomposición de planos. 

Nos acercamos a una conjunción de diversas simbologías y la apreciación de conceptos comunes como lo es en la pintura semiótica de Xul Solar y su fuerte aglomeración de culturas latinoamericanas desde centro América hasta el sur, pasando por los Mayas y Aztecas en sus distintos códices así como la fusión de otras culturas occidentales junto con las orientales. 

Muy marcada es en estos dos artistas la capacidad de crear una identidad en la imagen que generan a partir de la visión de cultura, enraizada en la medida de encontrar rasgos comunes y por lo tanto merecedores de una visualidad que comprende la forma en que todas son manifestadas. 
La modernidad es un factor muy importante dentro de la configuración del sujeto moderno que incluye la referencia iconográfica, la autoconciencia, la diferencia entre el recorte de la figura y el fondo, junto con centrar la pintura en que no sea imitación sino algo por sí misma. 
El color en ambos artistas es abordado de manera similar entrelazando la importancia que tiene su significado, relacionado con la realidad y así mismo con la representación de ésta. Se puede denotar en estas dos primera obras la importancia de la sociedad, la política y la intención de cada artista por demostrar o dar a conocer su situación. 
Por un lado Figari y su influencia por la Pampa, los candombes y los pericones, cada uno definido por la clase social y raza que señalan la marcada separación entre una elite y una clase popular desligadas y a su vez unidas por un tiempo y un lugar, por las diferencias y por la forma en que el artista las describe sensiblemente de manera de tocar al espectador con un poco de realidad y conciencia sobre la época. En Solar podemos apreciar su idea de la política en relación con la identidad latinoamericana, las influencias y las reciprocidades en las formas culturales, similitudes y diferencias, que se pueden considerar por ejemplo en el reconocimiento inmediato de naciones y de símbolos extremadamente integrados en la cultura global, conocimiento de una fuerte fusión de culturas y las influencias que han tenido los países de Latinoamérica con respecto a la herencia Europea y Norteamericana. No se puede excluir que es importante destacar que ambos ideales de identidad se remontan a fechas muy cercanas y nos aluden que no sólo existe una similitud entre esa búsqueda de una identidad nacional o regional sino que también existen diferencias abismales en cuanto a la concepción de estas realidades. Cómo es el caso de que un artista es uruguayo radicado en Argentina, mientras que el otro es argentino pero definitivamente influenciado por las vanguardias Europeas de principio de siglo que bien poco pueden estar relacionadas al contexto histórico, político y social de América del sur en los años 20 y 30. Cómo podemos visualizar estas dos caras de una época próxima, es la innegable experiencia que realizan los artistas en disímiles realidades, pero que sin embargo se entre cruzan en la revista Martin Fierro junto con personajes como Joaquin Torres García, Rafael Barradas y  Emilio Pettoruti, y también en 1922 cuando nace la revista Proa que los conglomera en un sola identidad Río Platense que se configura en una época donde ambos países sudamericanos se ven afectados por golpes militares en fechas relativamente cercanas, el regreso de Joaquin Torres García a Montevideo y el acercamiento de diferentes artistas de Río de la Plata.

Por otro lado dentro de los últimos dos artista se encuentra una cualidad propia de la modernidad y de la realidad post vanguardias y esta es la capacidad en que ambos artistas exploran la abstracción y el significado del color pero de manera conceptual. Enmarcando en primera instancia el color como un fenómeno lumínico y segundo como uno físico, que es dependiente de los desiguales cambios de la materia y de los factores que puedan influenciar su cambio cromático en profundidad. Los materiales de por sí cambian llegando a la modernidad, explorando con la versatilidad de nuevas manifestaciones artísticas, modificando la tradición hasta ahora conocida como serían las técnicas hasta esa fecha aplicadas habitualmente, como son el óleo o el acrílico en la pintura, para luego desplegar una serie de nuevos artefactos como experimentaciones en otros soportes y con otras técnicas de más avanzada complejidad. Es por esto que el trabajo con luz de neón de Kosice como las Fisicromías de Cruz-Diez se asemejan en la forma de abordar nuevas problemáticas artísticas, que se desarrollan así mismo en Estados Unidos por los artistas post-vanguardias, en su defecto como Kosuth con su sentido y sus esculturas lumínicas abordando el significado de las palabras y la semiología, podría asimilarse al trabajo que realiza Kosice y en su abstracción encontramos la simplificación de líneas para demostrar o definir nuevos conceptos visuales que puedan generar pensamiento crítico en el espectador. Cruz-Diez así mismo genera en el espectador la capacidad de comprender o de generarse nuevos cuestionamientos al observar el cambio que genera la luz en el color visible y en el color físico. La capacidad de crear un espacio pictórico fuera de lo común y así hacer de su público una parte crucial de la obra, al introducir el ojo y el cerebro de quien aprecia su obra le da al arte una nueva perspectiva activa y por lo tanto fuerza a que la obra no es por sí sola sino que en conjunto con aquel que la hace en su retina, por lo tanto la mayor fractura que se produce en el arte moderno podría decirse que es la incorporación del espectador con un rol dinámico en la apreciación del fenómeno que se quiere entregar. 

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