Mochi y Jaar, analogía de la distancia.


Parroquiano
Mochi, Giovanni (1831-1892)
Oleo sobre madera
27 x 17 cm
Museo Municipal de Bellas Artes de Valparaiso, Chile


Existe una delgada línea que divide la obra de Giovanni Mochi y la obra de Alfredo Jaar. Es en sus miradas volcadas al humano, la gente, un país, al pueblo donde radica el sentido de la información que cada uno entrega en sus respectivos contextos históricos y sociales, y por supuesto a través de las alejadas formas artísticas que expresan.

Para ejemplificar la obra de Mochi elegí la obra “El Parroquiano” parte de la colección del Museo de Bellas Artes de Valparaíso (a.k.a. Palacio Baburizza), me llamó profundamente la atención el rol social del pintor y la función de la información que entrega acotada en la imagen que genera de la realidad en sus óleos sobre tela, o en este caso sobre madera. 

El rol del pintor en este caso es el de un demostrador de una información pertinente para entender el fondo, el trasfondo de la época, un personaje misterioso casi imperceptible que logra conglomerar una serie de factores sociales, políticos y económicos vigentes en ese momento de la historia de Chile, acercándose lo más objetivamente posible a una realidad. Así mismo se puede entender con obras como “Campesinos chilenos”, “Escena costumbrista” o “ Paisaje Campesino”.

De este modo cuando se analiza la pintura del Parroquiano, se pueden entender las costumbres y formas de vivir de la época. La falta de recursos, la sencillez, la simpleza de los lugares, el modo de vida. En este sentido se transmite a través de los objetos cotidianos de madera, el mesón, los aparadores, sacos, garrafas, y el gato mascota observando desde un piso, la forma de vida cotidiana que se demuestra en la acción de frecuentar un almacén y el personaje principal es el que acostumbra ir a ese establecimiento.

Me parece que la información en la obra para Jaar en su “Estudios sobre la felicidad” de 1979-1981 elabora una especie de pregunta similar en términos sociológicos con respecto al rol del artista de demostrar información sobre las personas en un momento determinado de la historia. Así como el artista moderno obtiene esa información desde la impertinencia semántica de una pregunta como “¿Es usted feliz?”, también el pintor de finales del siglo XIX en Chile es impertinente en otro aspecto de intromisión dentro de la sociedad y así en su labor más callada representa la misma pregunta en su pintura. 

 




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