La obra fotográfica underground de Warhol


La fotografía siempre ocupó un lugar central en la obra de Andy Warhol, como el proceso esencial para el desarrollo de sus pinturas (silkscreen) y como pilar teórico del Pop Art, a su vez el interés por las celebridades, como por la ciudad de Nueva York y por otros ítems de la cultura pop. La mecánica natural de la fotografía calzó perfectamente con la metodología de Warhol. Usaba la repetición en sus imágenes como estrategia de composición. También ocupó las cualidades representativas de la fotografía para rechazar la abstracción en el arte y reintroducir una forma elevada de realismo. Ocultando las líneas de distinción entre la imagen única del arte avanzado y la serialización de la imagen publicitaria y comercial.
Con muchas de las fuerzas en esa teatral y tumultuosa década los movimientos de arte avanzado de los años 60 vieron la obliteración de las barreras sociales.
En este sentido la cámara era un aparato ideal para avanzar de nivel. No era costoso, era accesible y el producto final, las impresiones, se podían hacer rápido. 
Sin embargo, éstas fotografías no han sido valoradas como obras de arte en sí, casi siempre han sido vistas como un sentido para un fin.

En 1987 la Robert Miller Gallery  de Nueva York expuso una serie de obras en pintura realizadas a partir de las innumerables series de Polaroids que sacó en los previos años desde 1958 hasta 1987, la mayoría tomadas en 1976. La multiplicación de la imagen es una de sus más familiares operaciones, la ha usado para diferentes propósitos y fases de su trabajo. Las Polaroids son un “statement”, un enuncionado personal de una manera que ninguna de las obras de arte basabas en las fotografías son.
El uso de las Polaroids revela a Warhol detrás de la cámara tomando decisiones. Su primera Polaroid la tuvo en 1962, en sus inicios se concentró principalmente en desnudos masculinos, tomó numerosas imágenes de traseros, leídos como desapasionados estudios anatómicos.
En 1970-71 adquirió una Polaroid Big Shot, una cámara especial para “close-ups” o acercamientos, ideal para retratos, con flash incorporado y con una distancia focal de casi un metro. 

Ahora la selección de cinco fotografías comienza con un retrato de Andy, titulada Andy Warhol as a Drag  de 1981, parte de una numerosa serie de fotografías tipo “selfie” de Warhol travestido, usando distintas pelucas y maquillaje. En la fotografía lo vemos con la cara completamente blanca, los labios rojos y una peluca grisácea. Sus ojos maquillados con matita negra, están totalmente fijos en la cámara con una expresión serena, seria, demostrando una emoción muy sutil, elevando levemente la ceja izquierda, preguntando o desafiando al lente de la cámara, el fondo es de un tono crema amarillento y desde la base de la foto al sujeto retratado se le asoma una parte de su blusa negra de hombros descubiertos. 

La segunda fotografía muestra al boxeador Muhammad Ali retratado en el año 1977, también sobre un fondo plano parecido al anterior donde sobre sale por contrate el famoso boxeador por el tono de su piel. Está mirando directamente a la cámara con su torso descubierto y con la pose ladeada, sube el puño derecho hasta su mentón cómo efectuando un movimiento de boxeo, sin embargo su rostro se mantiene a la defensiva, tranquilo, sin realizar una mueca amenazante, esperando el movimiento de la cámara contrincante. 

La tercera fotografía representa al cantante de los Rolling Stones, Mick Jagger en el año 1975, el rostro del cantante igualmente mira hacia la cámara pero de una manera diferente, asemejando que si hubiese sido descubierto haciendo algo. Está realizando un giro de cabeza por sobre su hombro izquierdo. Su mirada dice mucho a pesar de ser una expresión muy austera, es una mirada ingenua, un poco sorprendida,  desinteresada.

La cuarta fotografía tomada en 1971 presenta al vocalista de Los Beatles, John Lennon de frente mirando a la cámara, lleva una camiseta blanca y se encuentra sobre un fondo en otro tono de blanco más brillante, lleva unos lentes amarillos y su boca cerrada, la expresión seria. Su mirada al contrario de los anteriores se ve ligeramente perdida y se pueden notar sus prominente clavículas.

Por último Jack Nicholson retratado en 1972, en una situación espontánea, se encuentra mirando hacia otra dirección a su izquierda, la expresión en su rostro sugiere que se está dirigiendo a alguien, manteniendo una conversación, sus cejas levantadas pero no completamente, está abriendo su boca diciendo la letra ele, el fondo es una superficie de madera que brilla por el reflejo del flash de la cámara, el actor lleva un traje de tweet, camisa azul y una chapita en la solapa. La foto da la impresión de haber sido tomada durante el paso del actor mientras transitaba por un lugar cerrado, un pasillo, una casa.

Hacer el rostro blanco y poco natural para compensar el efecto del flash, aplanando y suavizando la superficie de la cara de la mujer o el sujeto a retratar y así disimular arrugas o imperfecciones no deseadas, este efecto suavizante ayudó con el alto contraste que generaban las Polaroids cuando se transferían al acetato, las pantallas silkscreen y posteriormente a la pintura. Las manos eran un importante elemento de composición en el retrato de un hombre, puede estar posando para ocultar una arruga o doble papada. 

La forma en que un hombre sostiene un cigarrillo o un habano también puede ser utilizado para proyectar algún aspecto de su personalidad y aquí es donde la selección de fotografías escogida refleja de la mejor manera este aspecto identitario que entrega la imagen en Polaroid, cada fotografía es parte de una secuencia de fotografías que capturaba los gestos espontáneos que las celebridades dejaban entrever. Es este el punto de interés en la obra fotográfica de Warhol y es su característica repetitiva. Aquello que todas estás fotografías tienen en común es su repetitividad, la que  tiene una leve variación en la evolución de la secuencia que permite la expresión o la gestualidad. Permite que el sujeto se muestre tal cual es, cambiando de posición, expresándose libremente, cómo si la cámara no estuviese ahí, de la manera más natural, donde la cámara capture el instante de desnudez del sujeto, donde se muestre su genio, de la forma más genuina.




Comentarios